"A las duras y a las maduras", reza el dicho. Aquí estamos, de vuelta. ¿Por qué ahora? No me gusta distinguir entre lectores y lectoras, todos y cada uno de vosotros aportáis algo a esta nuestra familia bloguera. Sin embargo, cuando alguien se mete (por su cuenta y riesgo) aquí, sin que nadie se lo pida e invierte parte de su tiempo en leer los desvaríos aquí presentes, y disfruta... es cómo el oír arrancar el coche del qué has ido colocando pieza a pieza, y verlo echar a andar. Nada mejor para volver qué cuando más jodida está la cosa.
Todos y todas sois importantes, pero esa persona nos ha hecho recordar qué hay mucho sobre lo que rasgarse las vestiduras, y aquí estamos, para ello. Si lo lee, espero que esté orgullosa de los dolores de cabeza que vamos a generar a aquellos cuya línea ideológica no vaya acorde con la de nuestras palabras, aunque espero que también se sienta responsable de las cosas buenas qué salgan, por pura casualidad, gracias a nuestros escritos.
Terminados ya los agradecimientos, entramos a saco, el día no ha sido elegido al azar, 23 de noviembre. Si hay alguien qué ha sido capaz de vivir la última semana sin haber oído hablar de elecciones, le compro la casa. Cualquiera qué haya leído diversas entradas, o me haya oído hablar, sabrá que trato de estar enterado sobre la política, las decisiones que nos afectan y todo lo relacionado con ello. ¿Cómo voy a querer entonces, desconectarme de la campaña? La respuesta es sencilla, las campañas políticas de nuestro país son el máximo exponente de la situación actual de la clase política en nuestro país.
Cuando uno se dispone a ver uno de los muchos debates políticos de la campaña, suele asistir a unos preliminares qué poco tienen de agradables. Últimamente, predomina la idea de que sacar a los asesores de los políticos es buena idea. Sí por buena idea comprenden qué un tipo salga y diga a todos los españoles "Le he preparado tan bien, qué se van a tragar toda la paja qué va a soltar.", o el problema lo tienen ellos, o lo tiene la sociedad. Las palabras exactas del asesor (su nombre ha caído en una de mis lagunas memorísticas) fueron: "No debemos preparar un debate argumentativamente bueno, sino uno estilísticamente bueno.".
Maravilloso, pensé, me están diciendo que por qué uno de los dos se toque el pelo más veces que el otro, sus argumentos van a ganar peso, digan lo que digan. ¿Alguien en su sano juicio entiende eso? Antes, lo hacían y no nos percatábamos: expresiones, altura de los candidatos, tics, errores y manías... ahora ha llegado un punto en el que nos lo restriegan.
¿Qué queda pues de democracia en este país? Las urnas y las papeletas. Ni tenemos una clase política realmente demócrata (priman las formas ante el fondo) ni un electorado preparado para hacer frente a una inútil generación de charlatanes que se venden al mayor grupo de votos qué puedan reunir. Rubalcaba tiene de izquierdas lo que Rajoy de derechas, el atril y el color de éste.
Las quejas sobre la clase política son, por suerte o por desgracia, cada día más habituales en los medios: 15M, 15O, #occupywallstreet...
¿Alguien se ha fijado cuántas personas han votado por la continuidad del bipartidismo? Así, a ojo, más de 17 millones y medio de personas. Y, para más inri, siete millones han votado a uno de los peores gobernantes qué ha pisado el gobierno español (Rubalcaba es tan responsable cómo Zapatero de las decisiones), y casi 11 millones, a un candidato cuya campaña ha sido recoger los pedazos de un país, sin merecerlo.
Para mí, el problema lo tiene la sociedad, el gobierno y la política son sólo un par de expresiones de dicho problema. Es fácil criticar la incoherencia y falta de honestidad de los de arriba pero, ¿acaso nos valemos de los medios para no motivarla? No, vale más el revanchismo de la Guerra Civil, los tópicos absurdos y las ideologías ambiguas.Mientras, los partidos pequeños, que defienden sus ideologías con argumentos (porque no hay dinero para las formas) tan sólo reciben un pequeño puñado de votos.
Así, amigos, nos vamos a la mierda.
Ha salido extenso, pero había mucho qué decir. Me veo un poco oxidado pero la cosa mejorará en cuanto esto eche a andar otra vez. Espero vuestros comentarios.
Un afectuoso saludo!
