El punto caliente de la Guerra Fría

El conflicto más sangriento de la Guerra Fría vuelve a estar caliente. Bueno si es que alguna vez le dió tiempo a enfriarse. La rivalidad entre la república presidencialista del sur y el sistema dictatorial del norte se ha mantenido durante todos estos años.

Tras la derrota de Japón en la 2º G.M. Entregó la península de Corea a los aliados. El norte se mantuvo bajo la tutela de Stalin e influencia directa de la U.R.S.S. Corea del sur, heredó el sistema capitalista y evolucionó a una república presidencialista democrática (que aunque de carácter pacífico, tuvo líderes de marcado carácter anticomunista). El conflicto estaba servido. A pesar de ello, se descartó la posibilidad de una guerra, a pesar de los informes de la C.I.A que apuntaban a lo contrario. Unos meses después de aquellos informes, Pyongyang decidió invadir Corea del Sur para ocupar toda la península, usando la sorpresa y el apoyo material de los Soviéticos. Stalin estaba muy interesado en la extensión oriental porque sus últimas operaciones en Europa habían fracasado, y estaba detrás de cada acción y éxito (el episodio de Corea se considera el conflicto de la Guerra Fría en que más cerca estuvieron E.E.U.U. Y la U.R.S.S. Del enfrentamiento directo).

El factor sorpresa fue un éxito, y tomaron casi toda la península. Sin embargo, la reacción de los Americanos también fue rápida, se convocó al consejo de seguridad de la O.N.U. Y se aprobó la decisión de intervenir en favor de los surcoreanos. Esto fue posible gracias a que los Soviéticos boicotearon la reunión por haber sido rechazada la petición de la República Popular de China de formar parte del consejo, por lo tanto no pudo hacer uso de su veto que anulaba la participacion de Naciones Unidas. (Luego se confirmó que Estados Unidos habría actuado igual sin el respaldo de la O.N.U.) Las fuerzas aliadas no tardaron en dominar la invasión y devolver la frontera. Sin embargo, se fue más allá y con intención de eliminar la dictadura comunista las fuerzas de la O.N.U, compuestas principalmente por Estados Unidos y complementariamente por otros 15 países, entraron en el Norte. En ese momento la República Popular de China, alegando que más tarde tratarían de conquistarla a ella, tomo parte en contra de las fuerzas occidentales. Esto sorprendió a los soldados que no esperaban a los soldados chinos y les obligó a retirarse (este es el famoso desastre militar de Corea, lo que pasó en el Norte).

A partir de ahí diversos tratados de paz establecieron una frontera irregular alrededor del paralelo 38º y ésa es la frontera que hoy día está establecida. Sin embargo, los choques por la reclamación de territorio vuelven a ser noticia. No es algo espontáneo, este punto ha permanecido caliente, y en 2000 y 2002 hubo acciones parecidas. Esta vez han sido debidas a unas maniobras realizadas por Corea del Sur. Fueron avisados por los Norcoreanos, a lo que los Surcoreanos procedieron a un cambio y dispararon contra sus propias aguas. Sin embargo esas aguas (legalmente suyas) eran las reclamadas por el gobierno comunista, y empezaron a disparar contra la isla (con civiles y militares) de las que salían las maniobras. La respuesta del gobierno democrático no fue la movilización bélica, la respuesta Surcoreana está localizada sólo en esa isla a modo de defensa y no hay declarada una guerra. Aún así los norcoreanos señalan que los del sur fueron los atacantes, algo que sostienen también de la invasión en 1952, al contrario de lo que reflejan las investigaciones.

El resto del país capitalista está estable. Los ciudadanos son parcialmente conscientes de lo que ocurre, pero llevan una vida normal aún estando algunos a 40 km de la zona donde se suceden los disparos y las explosiones. La mayoría del pueblo no quiere la guerra. En cuanto a la perspectiva internacional, el Norte parece un gobierno dictatorial aislado, sin apoyo bélico para equilibrar el de la OTAN o la ONU y sin el terrorífico apoyo nuclear que suponía el respaldo Soviético (la famosa guerra nuclear), fácil de dominar. Sin embargo no es así. Aunque la Unión Soviética no exista, sigue existiendo una potencia que fue crucial a mediados del pasado siglo. La mal llamada República Popular de China es demasiado influyente, y todos somos conscientes del parecido que tiene con el régimen criminal Norcoreano. Para torcer más las cosas, la economía internacional tiene mucho que ver con la China. El conflicto no conviene a nadie. Sin embargo el incidente isleño no es único, se trata de una herida abierta que cada vez se acerca más al estado de Guerra.

Estamos hablando de Corea del Norte, un estado opresor, dictatorial, y el único régimen con estas características que llega a una descendencia de 3ª generación. El fundador de ese vertedero administrativo es adorado como un Dios, y está a punto de ganar toda esa influencia su nieto. Es un régimen Comunista, abocado al fracaso, con un nivel de opresión que no se puede ni imaginar. Es un país fascista, con signos comunes al régimen Hitleriano o de Mussolini, tales como la participación militar o la utilización de recursos religiosos adulterados. Y al mismo tiempo es de los régimenes más personalistas de la historia, cómo lo fue el de la dictadura Franquista, pero éste va más lejos, proclamando la divinidad del eterno Kim Il-sung y dando poderes ilimitados a su descendencia. Y todo esto, mezclado con el sistema comunista, que tiende a empobrecer a las naciones por encima de la miseria ocasionada por la dictadura.

Es una tierra condenada. Lo primero sería tratar de derrocar ese régimen. Influenciarlo. Que el occidentalismo y la libertad traspasen sus fronteras y esa basura se hunda hasta desaparecer. No es casualidad que sea un país aislado. A sus líderes no les conviene que los ciudadanos sientan cómo es el mundo de fuera. Y no por eso no les conviene que el Sur de su península sea un ejemplo del progreso y democracia occidental, conservando su carácter oriental. Por eso no debe sorprendernos otra invasión, y hay que hacer las cosas con cuidado, pero sin vacilar.